viernes, 21 de febrero de 2025

Apuntes sobre "Las tecnologías de género"


Apuntes sobre Las tecnologías de género

Miguel Dávila

El uso cotidiano que hacemos del término género para llevar a cabo una distinción entre los sexos contribuye, de manera velada, a consolidar la forma que adoptan algunas relaciones entre los sujetos en las que el ejercicio del poder se manifiesta como opresión y sumisión bien definidas entre uno y otro sexo. El que este vínculo entre género y ejercicio de poder haya sido identificado desde hace algunas décadas ha motivado esfuerzos para avanzar hacia un equilibrio tendiente a neutralizar el carácter opresivo de dichas relaciones. Sin embargo, gran parte de esos esfuerzos han tropezado con dificultades inherentes al empleo de la propia noción de género, al verse inmersos dentro de limitantes al nivel del uso del lenguaje, de complejidades y contradicciones de orden semántico y significante, de incoherencias de carácter lógico que implican paradojas en los terrenos de las teorías de clases, conjuntos, clasificación, definición, predicación, síntesis, inducción. Dificultades todas éstas, de aparente nivel teórico, que al final se manifiestan como escollos al nivel de las relaciones sociales concretas.

 

De acuerdo con De Lauretis, son dos las principales limitantes de la noción de género como diferencia sexual, las que han obligado a la búsqueda de recursos alternos para trabajar con una mejor eficacia el tema del género, en términos de alcanzar avances reales en lo que a equidad en el ejercicio del poder concierne. Esas dos limitantes son, en primer lugar, que todo intento por señalar una diferencia está obligado a utilizar como referente fijo, inmutable y absoluto, al varón. Es decir, que como un derivado de los efectos reales que ha impuesto el discurso hegemónico de índole racionalista heredero de la perspectiva parcial del antropocentrismo y del eurocentrismo, nos hallamos dentro de una irrenunciable perspectiva androcéntrica. La segunda limitante de la noción de género como diferencia sexual es el inminente peligro que representa para la estructuración actual de las relaciones de poder lo que ella denomina “el potencial epistemológico radical del pensamiento feminista”. Mismo que define como la posibilidad de concebir un sujeto social y unas relaciones sociales que den cuenta de la multiplicidad, de la diversidad de la diferencia y de la contradicción latente en los procesos de construcción de las subjetividades.

 

Reconocidas pues, estas dificultades y limitantes de la noción de género como diferencia de sexo, De Lauretis propone abordar el estudio del tópico como una tecnología, conforme al tratamiento que otorga al término la teoría foucaultiana, misma que le concibe como práctica situada en la relación entre medios y fines. En este sentido, hablar de una tecnología del género permite ubicar el carácter del género como una representación que construye a sí mismo al género, dispuesto dentro de una dinámica en la que es alternativamente producto y proceso, lo público y lo privado, la objetivo y lo subjetivo, el adentro y el afuera. Lo destacable de esta caracterización del género como tecnología es que lo despoja de fijeza e inmutabilidad y lo introduce en un proceso dinámico en el que las fines y medios son identificables a partir del papel que en un específico momento de su despliegue estén jugando en las relaciones entre lo representado y lo construido. 

 

De Lauretis, T. (1992). Las tecnologías de género. En C. Ramos Escandón, El Género en Perspectiva. De la dominación universal a la representación múltiple (págs. 231-278). Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.

 


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